Li Jing, Pekín 7 de agosto de 2012 Aquel día, comenzó a llover desde la mañana. Asistí a una reunión en la casa de un hermano, mientras la lluvia era cada vez más fuerte. Por la tarde caía tanta lluvia que parecía enviada directamente de los cielos. Cuando terminó la reunión el patio de mi hermano estaba ya inundado, pero debido a que yo estaba preocupada por mi familia, hice un gran esfuerzo para llegar a mi casa. A mitad de camino, algunas personas que huían del peligro me dijeron: “¿Acaso no huyes? ¿Cómo es que vas a casa?”. Cuando llegué a mi hogar, mi hijo me preguntó: “¿No te ha arrastrado la lluvia?”.
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