Dios apremia a la gente de toda etnia, de toda nación e industria: A escuchar la voz de Dios y Su obra ver; y atiendan el destino de la humanidad; hagan a Dios el más santo y honorable, el alto y único objeto de veneración; permitan a toda la humanidad vivir bajo la bendición de Dios, como los descendientes de Abraham vivieron el compromiso de Jehová, como creaturas de Dios, Eva y Adán vivieron en el jardín del Edén.
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